Uno de los síntomas que me llevan a tal conclusión lo es la manera en que se sigue coleccionando aún hoy, después de veinte años. Todavía hoy seguimos pensando que una medalla o una placa no pueda alcanzar el valor histórico de un token de comerciante o el de una ficha o ril de hacienda. Aplicamos indistintamente criterios estéticos o de valor de compraventa a objetos de valor histórico y antropológico echando a un lado todo cuanto la numismática y la exonumia tienen de ciencia para reducirla así a un ejercicio puramente de inversión y acumulación o, en el peor de lo casos, en una cuestión tan arbitraria como el gusto.
A la luz de tal razonamiento pudiera decirse que un token como los de Guillermo Bernat de Adjunta son feos o aburridos. Lo mismo pudiera decirse de los de Manuel Mejía de Yauco, los de Tabonuco, Piedra Redonda o los de Ramón Valdés. Y de los de Ysabel Larracuentes ni se diga. Aún así, todavía hoy insisto en darles una oportunidad a las placas o chapas de obrero para reivindicar la importancia de su estudio y el gran aporte que hacen estos “desabridos” objetos a nuestra historia como nación.
Dominican Republic & Puerto Rico N.D. Boca Chica - Mercedita Workers Tag.
Dominican Republic - Puerto Rico non-dated "Workers Tag."
These uniface tags were used in company facilities in both countries as identified on the tag. Central Bocachica was and is to this day, located in the town of Boca Chica on the south east coast of the Dominican Republic.
The tag was also used by the Central Mercedita, P.R.A.S. refinery and P. R. Distilleries, all located in Puerto Rico. This example has sharp, incuse detail and claims to traces of luster beneath light multicolor toning. Brass, 32 x 39 mm. Scarce. Archilla PO-23a.[1]
Uno de los problemas existentes con respecto a esta Placa de Obrero de la Central Mercedita es que, a diferencia de la más antigua[2] en conocimiento utilizada por los Serrallés, en la misma se añaden tres inscripciones que leen: C.BOCACHICA (Central Boca Chica), P.R.A.S.REF’Y (Puerto Rico American Sugar Refinery) y P.R.A.DEST’IES (sic) (Puerto Rico American Destilleries). Tanto la Destilería como la Refinería han sido ampliamente documentadas y conocidas pero no es el caso de la Central Boca Chica a la que se alude en la otra inscripción. Incluso en el libro “Apuntes Numismáticos de Ponce”, de Erol Díaz Maldonado, aunque detalla minuciosamente varias piezas de Ponce no atiende este problema que hasta el momento siempre ha sido dejado de lado o simplemente adjudicado erróneamente a la Central Boca Chica en Santo Domingo.
Para empezar, la forma en que se pondera la Republica Dominicana como parte de la historia tras la pieza, no puede ser más desacertada. Según descrita por quien subastaba la pieza en cuestión, ésta “fue usada en las facilidades de ambos países según se identifica en la placa” (“were used in company facilities in both countries as identified on the tag”), cuando en realidad la placa nada tiene que ver con la Republica Dominicana. Adicional a esto, la manera en que se presenta la relación de la placa con respecto a Puerto Rico (“the tag was also used by the central mercedita”) es casi como la de un añadido lo que deja la impresión de que el uso principal de la pieza fuera originalmente destinado a la Central Boca Chica de la República Dominicana que supuestamente se identifica en ella, lo cual también es un error.
Como podemos ver, y todavía hoy suele hacerse, mucho coleccionista adjudica el uso de esta placa indistintamente a Puerto Rico y Santo Domingo por leer en su inscripción "C. BOCACHICA" (Central Boca Chica) pensando que esto refiere a la "Central Boca Chica" de Santo Domingo, específicamente ubicada en Distrito Nacional. Por otra parte, la escritora Rosario Ferré en la reciente publicación de sus "Memorias", refiriéndose a uno de los choferes que tenía la familia Ferré Ramírez de Arellano en su casa de la Alhambra en Ponce recuerda que: "Carmelo Bocachica había nacido en la Central Bocachica, que quedaba cerca de Santa Isabel".[3] Muy poca gente conoce que la central a la que se refiere la placa es a la que se localizaba en el "Barrio Capitanejo" de Juana Díaz y que fue fundada por Don Damián Morell Interest (español) en el 1903. En el 1928 fue afectada por el Huracán San Felipe. Su mayor producción fue registrada en el 1938 con 25,155 toneladas de azúcar. Para inicio de los 1940's es adquirida mediante compra por la Sucesión Serralles Wirshing bajo el nombre corporativo de “Wirshing & Co”. y deja de operar para finalmente, en el 1950, ser desmantelada y vendida a México.[4]
Capitanejo colinda con terrenos de Mercedita, Aguilita, La Cuarta y Coto Laurel y sus comunidades son: Pastillo, Singapur, Serrano (donde también hubo un ingenio azucarero, desaparecido) Galicia, Arús y Manzanilla. En esta región operaba hace varios años, la desaparecida "Central Boca Chica". De hecho, este barrio es el de mayor densidad poblacional del Municipio de Juana Díaz y al que pertenece una tercera parte de su costa más cercana a Ponce. Por si fuera poco, aún queda de nuestra toponimia el nombre del “Río Cañas” de dicho sector como evidencia de aquellos años en que la caña de Mercedita, Fortuna (administrada por Saurí - Subirá & Co.) y Boca Chica parecían ser parte de una misma pieza de caña.
Todavía hoy ambas familias (los Wirshing y los Serrallés) continúan relaciones corporativas bajo el nombre "Boca Chica Farms Inc.", una corporación registrada como una “Domestic Profit Corporation” bajo la Oficina del Departamento de Estado de Florida. Sus oficiales activos al día 17 de mayo de 2012[5] incluye a: P.J. Serrallés Jr. (Director y Presidente de Boca Chica Farms Inc), Armando O. Wirshing (Tesorero y Director de Boca Chica Farms Inc), Juan E. Serralés III (Secretario y Director de Boca Chica Farms Inc) y Eugene W. McNally (Vice Presidente y Director de Boca Chica Farms Inc).[6]
Una vez dicho todo lo anterior, y retomando la digresión sobre lo “aburrido” de coleccionar placas, parecería que todavía queda mucho por decir de estos objetos aparentemente arto conocidos. Lo aburrido o no de las mismas, más que una cualidad del objeto, ahora aparece ante nosotros como lo interesante de una historia quizás desconocida hasta el momento (o tal vez ignorada por los años) y una puerta abierta para la investigación de nuestro patrimonio nacional. De manera que el aburrimiento de coleccionar placas no es otra cosa sino una injusta proyección de nuestro tedio y falta de compromiso o tal vez responsabilidad intelectual por hacer que estos objetos cobren el esplendor de toda la historia que cargan en su falta de estética y aparente simpleza.
[1]http://www.ebay.com/itm/Dominican-Republic-Puerto-Rico-N-D-Boca-Chica-Mercedita-Workers-Tag-/200713241838
[2] Díaz Maldonado, Erol. Apuntes numismáticos de Ponce. Editorial Surco y Semilla: Ponce / Puerto Rico, 2003, pág. 31.
[3] Ferré, Rosario. Memorias. Ediciones Callejón: San Juan / Puerto Rico, 2012, pág. 68.
[4] Parte de esta información fue posible obtenerla gracias a la generosidad del Sr. Rafael Franco, estudiante del programa doctoral en historia de la Universidad Interamericana y quien trabaja el tema del azúcar en Puerto Rico hace alrededor de 5 años. Además forma parte de los organizadores que durante los últimos 3 años llevan a cabo la CONVENCION DE LA CAÑA, con el auspicio de la Universidad Interamericana recinto de Ponce. Su blog, Huellas en la Historia de Puerto Rico, puede ser visitado en: http://rfrancoihpr.blogspot.com
[5] Última actualización de archivos de la página web, Corporation Wiki:
http://www.corporationwiki.com/Unknown/Unknown/boca-chica-farms-inc-2705892.aspx
[6] http://www.bizapedia.com/fl/BOCA-CHICA-FARMS-INC.html